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19 de enero de 2015

Quizás, quizás, quizás...



Quizás guardó bajo el musgo del sauce toda esperanza,
quizás solo la detuvo allí a la espera de otro motivo.

La llave que abriría un nuevo tiempo,
a vivir la emoción de lo perdido.

O quizás era una fantasía que soñaba en sus devaneos con los sueños,
sentada frente al río,
donde mojaba sus pies y la mirada se le iba al infinito,
con los pantalones remangados
y el trasero en un tronco hundido.

Arranca la hierba a puñados,
desnudando la tierra, hasta hacerla surcos,
en sus idas y venidas de pensamientos,
a veces inauditos.

Deja volar sus ganas
monta en nubes
y descalza,
se apresura a alcanzar lo prohibido.

Pero cuando empieza los truenos
y cruje los relámpagos, se le nubla lo sentido,
y sin darse cuenta, nota en sus mejillas,
gotas saladas que se entremezclan,
es la lluvia,
que se junta con sus lágrimas como amigas.

Despierta con triste gesto,
y a toda prisa,
se refugia entre los arboles que calman su desdicha,
y le proporcionan el aire que necesita,
bocanada que inhala, paz interior que suplica.

Quizás solo sean los quizás de algo que ansía,
hasta puede,
que esté en un quizás, que quizás nunca sabría.


Yayone Guereta.