Su velero naufraga
como náufraga perdida,
ola que rompe la roca
parte sus costillas.
El desgarro asoma en llanto
lágrimas que se funden
con el flujo de la saliva,
rumbo sin timonel
timón a la deriva.
No hay playa, ni orilla,
ni isla, ni guía.
Tocando fondo pierde la vida,
el inmenso mar engulle sus días.
Yayone Guereta.