Cuando la ilusión se marchita
las emociones se congelan
como piedra en roca quedan,
perdiendo la intensidad de ellas
durmiéndose en los sentidos
para que no duelan.
Se olvida lo que fue sentir un beso
una caricia robada en el tiempo
momentos que quedaron en nada,
y no es suficiente con darle al botón del recuerdo.
Porque hasta los recuerdos divagan,
son como estrellas fugaces
segundos que se desintegran
estelas que pierden fuerza a su paso
sin dejar ni rastro ni huella en el firmamento.
A veces no hay razones que sujeten tanta razón,
y la mente se ofusca luchando con su propio yo,
intenta ordenar ideas para que esa sensación,
descongele el invierno de los días que la razón quitó.
Yayone Guereta.