Hay miradas y miradas.
La de ellos no decía nada,
vacía en expresión
sentimientos vencidos
silencio cansado de si mismo.
Callados...
Pasaron palabra,
triste la mirada que no habla,
que esta perdida
rayando la pregunta deseada,
para que despierte
la respuesta temprana.
Sin embargo,
no quedan ni interrogantes
ni siquiera puntos suspensivos
que den tregua y alarguen
la prolongación de esa mirada,
porque ya no hay vida
ni cohetes que explosionen
chocando como trenes alocados,
alborotando las entrañas.
Es el final del precipicio
cayendo hacia el abismo
deambulando por el limbo
manteniendo el tipo,
superviviendo en un agujero negro
que no ciegue un posible resquicio,
de ver una luz que aparezca
y que esas miradas, recobren su brillo.
Que triste es una mirada...
cuando no dice nada...
Yayone Guereta.