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11 de mayo de 2015

Tan solo le pedía.



En un ayuno constante,
donde parían mil veces la misma desidia,
alumbraban las mismas dudas,
y tan solo le pedía...

Hacerle un hueco en su sonrisa,
para mantener la llama de dicha,
que sustente a seguir los días,
la que en tiempo no encontraba y notó marchita.

Darle un sitio en su mirada,
que pudiese ver el reflejo de esa luz,
la que nace incipiente en la mañana,
esa que vio caer,
con espacios oscuros de nubes atormentadas.

Asiendo las manos hacia las suyas,
moverían montañas,
con la fuerza que da la voluntad del querer,
el que palpita ser un solo latido,
donde mueren los amantes impregnados de la misma piel,
alcanzando el infinito,
las que no sentía,
desde que se dejó en su olvido.

Y ella, queriendo darle su cielo,
mientras él,
quemándose en su propio infierno,
donde perdió la batalla,
consciente del enemigo que llevará consigo mismo.

Vencida en voz,
en cuerpo y alma,
donde TAN SOLO LE PEDÍA... una palabra,
un acto de amor que la tenia abandonada.

Marchó sin apenas oírsele un quejido, 
en silencio la humedad de sus ojos,
dolor y sufrimiento,
sabía que aquel sería su abismo...


Yayone Guereta.