Sólo si eres alguien que aprecie los sentimientos y sus pensamientos, disfrutará de la escritura de ellos.
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26 de marzo de 2016

Ruinas.



Pude ver en sus ojos el miedo
la oscuridad /desesperación/
mirando de frente sus demonios
y lo inverso en la extrañeza de sus deseos.

Me uní a ese viaje devastador
/de pesadillas y sufrimiento/
poniendo color a la inmensidad de nuestro cielo.

Contra el mundo remé,
viento y marea /sus mareas/
en las que rendida
y rasgada en toda embestida /me hizo orilla/

En un "Do" de pecho despojados de vestiduras 
arrasamos en fuego enfurecido nuestros cuerpos 
-volviéndonos semilla-
pero el bucle jamás cesaba
espiral que nunca terminaría.

La desidia desafío a su abismo
y asiendo sus manos enfrenté un vacío
para salvarnos del trágico suicidio
/donde acabábamos en las mismísimas ruinas/

-Todo se hacía polvo y ceniza-

Aún oigo el eco de la voz que reprocha
en la garganta herida.


Yayone Guereta.


21 de marzo de 2016

Olvidar un invierno que aprieta.


Son mares separados por continentes
añorando bifurcarse
/y en medio/, un mundo entero que infecta
la ensoñación de dos almas en entrega.



El tiempo se hace largo y agoniza
-no espera-
supurando nostalgias
las pieles se anhelan.

Volviéndose labio en nubes
extraviados por el cielo,
/como cometas/
y pétalos en flor derramados
en las manos que extrañan,
-la necesidad-
de olvidar un invierno que aprieta.

El deseo de encontrarse 
en la parte que no contemplan
los ojos anuncian la mirada triste
aún así el pensamiento impera
aferrados al camino de ser
-pájaros que vuelan-

Destrozan el aire que abraza la pena
-ahogados suspiros-
en la atmósfera quedan
lloran en desconsuelo /se hacen grieta/
nada alivia la tristeza 
la bocas se llaman, desesperan.

El amor se vuelve sombra si los rostros no son caricia.

Más divisan la luz que en tinieblas perseveran.





Yayone Guereta.




14 de marzo de 2016

Desde nuestra orilla.



Caballero de odas
que estremeces sin ruido
el verso desde tu mano -y al papel- 
/que permanecerá por los siglos/,
aquestos corazones agrietados
avivas lo sentido.

Caballero de odas
convertís en fuego 
-la evocación-,
agitando sensaciones
las pasiones afloran 
regadas por las nubes desde tu Olimpo.

Caballero de odas
-no me alcanza la vida-
al querer sentir el embrujo de un susurro
y la piel se marchita
los pasos en soledad y descalza en silencio...
pasear por la orilla,
pues mi párpado insiste
en no dañar corazones
y matarlos en vida.

Caballero de odas...

-mi beso...aniquila-.

Sigo caminando por la senda sombría
/amo mi soledad/
porque me ata a mi cada día.

Honrado...
/así como hermanos/
compartiendo los dones y frutos
donde los poemas son saetas
-en esta incertidumbre de la vida-...

Agradecido...
-en la bendición de leerte-
con la virtud sin impostura
de aquello que de ti... brota...
en manantiales de fuego esclarecido.

Halagado...
-en el título ganado-
que desnuda para siempre mi memoria...
/al ser llamado/
"Caballero de Odas"

por una mujer lejana y bella
-que cultiva rosas con sus manos-
en letras que liberan sus encantos
en sentires que desbordan a su vida....

Gracias...
-en tus palabras solares-
me afirmas de nuevo,
que lo bello no tiene distancia...ni tiempo...ni edad....



Este poema nace y se plasma a cuatro manos,

que "desde nuestras orillas" os lo brindamos.
Con la colaboración del poeta venezolano:
Gabriel Arciniegas Oviedo.





Yayone Guereta.