Vuelvo a mis ausencias en el reclamo del recuerdo,
antes que aparezcan las lluviosas noches
donde la luna fue llanto y gota de lágrima
en una mejilla que ahora endurece.
Si en mi fatiga me dejé un te quiero en el cajón del olvido
y las caricias en la parcela exiliada del corazón que ahora guardo,
no se aflijan,
son para apaciguar mi sed de calma y estar en paz conmigo,
aún en el renuncio del beso primaveral
dejaré un susurro en la desnudez de mi frontera
y sentirán mis aires cercanos,
pues llevaré en la geografía de mi espalda
el equipaje que recogí de la memoria.
El ave añeja ya no emigra a los humedales,
pues ahora se deja acariciar
por el suave aleteo de la mariposa blanca
que siempre trae buenas premoniciones,
alegres chocan ambas las miradas ajenas al mundo,
como si de un cortejo celestial se tratase
en el lenguaje universal del amor sumándose a la naturaleza.
Que locura pretenden las atrevidas traviesas...
Voy tras los vientos risueña al camino bajo el cobijo de mi piel
con el sabor mágico del momento que trae el nuevo equinoccio y me entrega éste universo.
Yayone Guereta.
En mi voz:
https://drive.google.com/file/d/0BxTAX2JR7GuWdEtXUVppd3RCMXc/view
Yayone Guereta.
En mi voz:
https://drive.google.com/file/d/0BxTAX2JR7GuWdEtXUVppd3RCMXc/view