Siempre hay un constante efluvio
en los ojos que emanan esa sed de piel, -mi sed-
y si por sus fronteras encontrase la esquina donde anclar mis inquietudes,
moriría eterna en carnes.
y si por sus fronteras encontrase la esquina donde anclar mis inquietudes,
moriría eterna en carnes.
En mi pasión de Mujer no necesito estrategias que ordenen,
-pues en el ardor-
los cuerpos se atraen imantados entre lo cóncavo y convexo
fundiéndose como dos gotas de rocío tras el velorio que deja la noche.
-pues en el ardor-
los cuerpos se atraen imantados entre lo cóncavo y convexo
fundiéndose como dos gotas de rocío tras el velorio que deja la noche.
Hasta puedo adivinarle,
-aunque la palabra sea sueño-
en mis versos enredados,
pues es "bravo", -salvaje arrebatador el condenado-
-aunque la palabra sea sueño-
en mis versos enredados,
pues es "bravo", -salvaje arrebatador el condenado-
más ya dejé mi nombre en las cordilleras de su frontera
y el tacto emigró al mercurio de su ser en el resplandor de la caricia.
y el tacto emigró al mercurio de su ser en el resplandor de la caricia.
Aún late este corazón en virutas de fuego
y brota el delirio en estas manos temblorosas
y brota el delirio en estas manos temblorosas
por querer saberte si existieses.
Nota:
Sigo dejando el alma en poemas en la cavidad de mis sienes.
Sigo dejando el alma en poemas en la cavidad de mis sienes.
Yayone Guereta.