Permíteme si te escribo desde esta soledad abatida,
en el pensamiento tibio que la trastoca,
con el semblante hecho escalofrío,
con el semblante hecho escalofrío,
dibujo en la mención a los recuerdos que intento resguardar
y comienzan a desmarcarse para no olvidarte.
Instantes que captura la memoria
y quedan grabados -per secula seculorum-
hasta que el laberinto de la consciencia quiera borrarlos.
hasta que el laberinto de la consciencia quiera borrarlos.
Desperté con la sensación agridulce que deja en nostalgia
a la evocación en un sueño desolado,
pellizcando los bordes de mis sentidos golpeándome el ceño.
Recobro el ensueño para abocar la magia de sentirte,
de nuevo acercándonos,
en una simbiosis donde somos tú y yo,
/con la preocupación de retenerte/,
detengo el candor dulce de tu voz,
esa voz quedita susurrando cánticos y arrumacos de ternura,
unidas por el lazo indestructible del amor.
La piel extraña instantes en el tiempo
que se intentan recuperar en distintos tactos, Ama...)
Acurrucada a tu regazo al calor del pecho que me crió
-a ésta, hoy, mujer escribiente-,
e inflado los pulmones de tu olor y expandir las caricias de tu costado en mi piel
para acomodarte en mis entrañas, reteniendo la niñez
que requiero conquistar del presente, tan ausente hoy en mis días.
-ahora en tu plenitud añeja, eres tú, la niña de mis ojos-
deja que te cuide con la misma dedicación que tú hiciste,
quiero alargar y atesorar el tiempo que en su manto recoge savia,
dedicarme a ti en cuerpo y alma,
la que te llevarás contigo cuando te arrebate ese minutero osado que hace expirar el latido,
-sigues estando y es tan arduo abandonar esta angustia-,
que desespero ante una evidencia cronológica y escapada de entre mis manos.
Nota:
El amor en todas sus formas es,
un dolor insufrible que castiga.
un dolor insufrible que castiga.